Conexión humana a través de la naturaleza: serie de historias y retratos de dos familias

60 "x 48", Acrílico sobre lienzo, 2019
"Abuelita"
Mi Abuelita emigró a Nueva York desde Managua después de la guerra civil en Nicaragua. Ha sido jefa de familia desde que falleció mi abuelo cuando mi madre aún era una niña. La forma en que mi Abuela ha mantenido unida a su familia y luchado por lograr una vida mejor representa mi idea del éxito.
Elegí pintar a mi Abuela por la admiración que le tengo. Veo en ella la misma generosidad y amor que tiene mi madre, y aunque espero continuar con nuestra historia de amor incondicional, admito que todavía tenemos trabajo que hacer. Recuerdo los comentarios que recibí de un familiar cuando tomé la foto de mi abuela: “No tomes la foto así porque la nariz...” Fue ese comentario el que solidificó mi decisión de usar esta foto para mi pintura. Siempre tuvimos una aversión por nuestra nariz ancha o curvada, quizás una aversión que hemos tenido en nuestra familia desde la colonización. Este pariente ama a mi Abuela y no quiso lastimarla. La verdad es que mi Abuela no se ofendio. Lo que percibí fue que mi familia tiene un mutua acuerdo que nuestras narices no están a la altura de los estándares de belleza eurocéntricos. De hecho, tengo memoria de estos comentarios de "narices" desde mi infancia, y esto es solo un ejemplo de la negación de nuestra Indigeneidad. El hecho es que mientras lucho contra este acuerdo, también llevo estos estándares. Mi lucha y esperanza es romper esta maldición y no transmitirla a mis propios hijos.
A pesar del llevar el collar con la estrella de David el día que le tomé la fotografía, mi abuela no es judía. Para mí, ese collar representa dónde se encuentra hoy y las influencias que ha tenido como neoyorquina. Trato de tener cuidado de no romantizar mi idea de ser centroamericana como una identidad singular, sino de resaltar sus complejidades reales a través de la migración y nuestro nuevo hogar en el norte. El fondo del retrato es la sección transversal de una pitaya, que es originaria de América Central. Es un símbolo de su propia fecundidad a través de nuestra gran familia. Las semillas representan las generaciones futuras que contienen las historias que deseo transmitir a mis propios hijos y a las generaciones venideras. Recientemente he notado la ocurrencia común de manchas en la naturaleza y las he representado para vincularnos a ellas; aunque lo neguemos, somos naturaleza. Las semillas harmonizan con sus pecas, y estoy orgullosa de haberlas heredado. El pájaro Guardabarranco se mezcla con el hombro de mi abuela. También he incluido un colibrí, que se encuentra en todas las Américas. Las aves, como los humanos, son migratorias, y también encarnan un espíritu que, aunque no visible, nos conecta a todos.