El mural es el resultado de un esfuerzo colaborativo que incluyó la participación de miembros de la comunidad, personal, estudiantes y sus familias. Durante el proceso de diseño, se invitó a las partes interesadas a compartir sus historias, aspiraciones y símbolos de orgullo. El mural presenta un diseño dinámico y colorido que incorpora elementos de las culturas latinoamericana, caribeña y africana representadas en la Academia Wolfe Street (WSA).

​

Cada ave en el mural simboliza el espíritu, la identidad indígena y una profunda conexión con el lugar. El Roller, una familia de aves originarias de África, representa la ascendencia africana y resuena visualmente con el Torogoz, el ave nacional de El Salvador. En Kenia, una especie específica de roller es considerada el ave de la paz, lo que refuerza su representación de armonía y conexión.

​

El Quetzal, originario de Mesoamérica y Sudamérica, tiene un estatus sagrado entre varias culturas indígenas, incluidas la azteca y la maya. Sus plumas a menudo se asocian con el dios serpiente emplumada Quetzalcóatl, simbolizando la interconexión entre la naturaleza y la espiritualidad en estas ricas narrativas culturales.

​

Finalmente, el colibrí de garganta rubí, originario del este de América del Norte, encarna la resiliencia y la migración. Estas pequeñas aves florecen en el este de América del Norte durante los meses de verano antes de viajar a América Central y México para el invierno, representando los temas de movimiento y continuidad a través de los paisajes. Juntas, estas aves crean un tapiz de herencia cultural y belleza natural, cada una contribuyendo a una narrativa más grande que celebra la identidad, la conexión y la experiencia compartida de la humanidad. Junto con los niños, el mural proyecta un sentido de esperanza y guía ancestral, tanto en el presente como en el futuro.